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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

jueves, 20 de diciembre de 2012

LA GRAN CASA

Nicole Krauss eligió el título "La gran casa" de una referencia en el Libro de los Reyes, y tras leer sobre un historiador que quiso documentar al máximo todo lo referente a la Jerusalén previa a su destrucción en el siglo I. Tiene mucho de simbólico y pretende agrupar las infinitas partes que constituyen la memoria judía, la herencia  como forma de supervivencia al incendio de Jerusalén y a la diáspora del pueblo judío. Y es que esta novela va sobre todo de judíos, de almas atormentadas por motivos distintos, entre ellos el de cómo enfrentarse a la muerte cuando su religión no tiene prevista una respuesta para el después. El nexo de las tres historias que cuenta es un viejo escritorio,un auténtico mamotreto, que en distintos momentos está en manos de cada uno de ellos. Así hay una escritora neoyorquina que recibe por casualidad ese mueble, entregado por un joven poeta chileno que luego se contará entre los desaparecidos durante la dictadura de Pinochet; hay un hombre en Londres que se pasará toda su vida intentando comprender a su mujer, hermética donde las haya, que esconde cosas de su pasado, y que también se pasa muchas horas delante de ese escritorio; y también en Londres, aunque pasan temporadas en Jerusalén, Budapest y otras ciudades, viven dos hermanos cuyo padre es un conocido anticuario especializado en recuperar muebles confiscados por los nazis; tiene como obsesión rescatar todos los muebles de sus padres, confiscados, vendidos y dispersados por los nazis antes de matarlos, para reconstruir la casa de su infancia hasta el último detalle; los dos hermanos son por sí mismos un cuadro, viven prácticamente aislados del exterior y teniendo casi como única guía a ese padre trotamundos. La novela es de una gran belleza narrativa; profundiza al máximo en los sentimientos y el estado interior de los personajes; dibuja hábilmente los puntos de conexión entre los protagonistas; y se permite alguna excentricidad, como insinuar que el escritorio pudo pertenecer a García Lorca. Magnífica novela para sumergirse en los sentimientos, los miedos y las esperanzas de unos personajes que no son corrientes pero que tampoco resultan tan lejanos.