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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

jueves, 30 de marzo de 2017

LA TIERRA QUE PISAMOS

Aqui tenemos la segunda novela de Jesús Carrasco. En cuanto arrancas con la lectura, te acompañan dos sensaciones claras que se mantendrán hasta el final de la novela: la primera, que la historia cojea por poco creíble; la segunda, que Jesús Carrasco tiene un notable dominio del idioma y nos regala pasajes muy hermosos que, aún así, no dan lo suficiente para convencernos de la historia.
 Y es que plantear una gran guerra en Europa, con el triunfo de un imperio presumiblemente norteño, en el que España está anexionada, no resulta muy creíble como arranque. Faltan más detalles que sostengan la historia, pero presumiblemente al autor optó por esas lagunas para no desvirtuar más la historia.
El imperio es generoso sobre todo con los suyos, de ahí que los que han hecho mucho por la victoria tengan la opción de instalarse en fincas y grandes casas en los lugares que elijan. Así es como algunos de esos norteños europeos se establecen en una zona de Extremadura, donde gozan de una vida idílica y llena de comodidades, algo que no ocurre con la población local.
Entre las llegadas está Eva, una señora que parece disfrutar de una segunda vida, con un clima acogedor muy distinto al de su país de origen, con una gran casa en una finca donde tiene de todo.
Vive Eva en un pequeño paraíso, aparentemente estable, y en plena felicidad cuando la repentina presencia de un hombre en su finca, que se establece bajo una encina y empieza a trabajar en la huerta, lo altera todo. Eva no sabe nada del hombre, de nombre Leva, y lo poco que averigua se refiere más a sus movimientos cotidianos a su extraña manera de comportarse, a su amor por la tierra...Se empieza así a forjar una extraña relación, sin apenas comunicación entre ellos, que habla del mundo de vencedores y vencidos, y es que detrás de Leva se adivina una historia de sufrimiento y exilio que le ha reducido al mínimo, a lo básico, al regreso al origen y el aferramiento a los elementos mínimos de vida. 
En fin, una novela rara y una historia extraña, no exenta de páginas memorables que, en todo caso, no la salvarán de un pronto olvido.

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