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- antonio alonso
- GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
- Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.
domingo, 25 de agosto de 2013
EL CONDOTIERO
Una vez más un cuadro protagoniza o,al menos, es parte fundamental del argumento de una novela. En este caso es El Condotiero, una obra mayor de Antonello da Messina que se encuentra en el museo del Louvre. El cuadro, que aparece en la portada de la novela, se convierte en la gran obsesión de Gaspard Winckler, un falsificador de todo tipo de obras de arte que, por razones que se explican a lo largo de la obra, se atasca en su intento de hacer una copia perfecta. Todo el proceso para realizar esa copia es un lujoso acercamiento al cuadro, que nos permite apreciar detalles que, sin duda, se nos escaparían si lo tuviéramos delante y nadie nos alertara sobre los mismos. Pero la historia está contada de forma más compleja. De hecho comienza con el asesinato de Anatole Madera, el marchante y delincuente bien visto que le realiza los encargos y le mantiene con un buen tren de vida y dedicado en exclusiva a esa falsificación de altura que pocos podrían descubrir. El asesino es no otro que el propio Gaspard, pero no desvelo nada importante porque la novela arranca precisamente sobre ese asesinato, y no será la policía a la que veremos desentrañando las razones de ese crimen, sino el seguimiento de los actos del propio Gaspard, sus dudas, el repaso a su vida, y las claves, si es que las hay, que le llevaron a matar a su protector y mecenas. La estructura de la novela es a veces complicada, puede provocar aburrimiento, cuando no aturdimiento, pero al final te atrapa con esa inmersión, por ejemplo, en el cuadro que te hace ver lo leído con otros ojos. El autor , Georges Perec, francés, murió en 1982 y fue su primera novela, perdida durante un tiempo, y donde críticos y lectores han encontrado el armazón básico de su forma de narrar que luego desarrollaría en sus obras más conocidas y en especial en LA VIDA INSTRUCCIONES DE USO, con la que ganó el premio Médicis en 1978.
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