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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

viernes, 5 de febrero de 2016

EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER

No había leído nada de Juan Gabriel Vásquez y le he entrado por su sexta novela, este EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER. Quizá por lo sugerente del título. Lo cierto es que no defrauda. Porque ese ruido, cualquier ruido, es lo que durante más de una década ponía en alerta a muchos habitantes de Bogotá, los que anunciaban la posibilidad de un horror, de un ametrallamiento, de una bomba...de la violencia. Una generación entera creció con ese miedo, y las que le antecedieron también tuvieron que acostumbrarse a ello. Desde los setenta hasta hace bien poco, Colombia y en ella Bogotá vivieron una espiral de violencia que, además del reguero de cadáveres y heridos, dejó secuelas muy serias en gran parte de la población. La principal, el miedo. Y no tanto el miedo a perecer en un ataque, en un atentado, que también, sino el temor a que se vieran afectados los tuyos. Esa permanente alerta hasta comprobar, cada día, que los más cercanos estaban bien, habían regresado a casa sanos y salvos. A ese miedo nunca se acostumbró Antonio Yammara, un profesor universitario que veinte años antes resultó herido en un ataque con motocicleta en el que murió su acompañante, Ricardo Laverde, un proyecto de amigo truncado en ese atentado que había conocido en un billar. Veinte años después, la fuga de un hipopótamo de los restos de un zoológico que había pertenecido al capo del narco Rafael Escobar, devuelve con crudeza el recuero de Ricardo y la necesidad de saber quien fue realmente. En esa investigación asistimos al inicio del narcotráfico a gran escala en Colombia, azuzado por la demanda incesante de los consumidores norteamericanos, y al envilecimiento de muchos jóvenes colombianos que pasaron del trapicheo menor al enrolamiento en bandas criminales que les prometían el enriquecimiento rápido. Fueron años terribles para Colombia, en los que se caían o tiraban aviones, empezaban a aparecer asesinados por todas partes, y el poder del narco se infiltraba en el estado, mientras este a través del ejército se defendía usando métodos muy cercanos al terror. Y a todo eso completa el escenario en el que Antonio realiza esa investigación personal sobre Ricardo, una investigación que incluso pone en peligro su relación de pareja actual y de la que sacará mucha información pero poca cura para sus miedos. Interesantísima esta novela, por lo que supone de acercamiento al drama del narcotráfico desde una óptica de la vida cotidiana y de como la violencia, aunque no se sufriera directamente, marca tantas y tantas vidas.

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