miércoles, 29 de abril de 2009

EL ÁNGEL SOMBRÍO

De vuelta a la novela histórica acabo de leer "El Ángel sombrio" de Mika Waltari, que al parecer tuvo otro título en castellano en ediciones anteriores, "El sitio de Constantinopla" y que originalmente se llamó "Johannes Angelos". Waltari, periodista, filósofo y escritor, es conocido sobre todo por "Sinuhé el egipcio" y en todo caso por su buena documentación al abordar una obra de estas características.
Es esta una novela que se lee de un tirón, por lo atractivo del tema, la caída, en 1453, de Constantinopla, la segunda Roma, la sede de la Iglesia de Oriente y de un imperio que brilló durante siglos y que se desmoronó ante el arrollador avance turco y la fundación de un nuevo imperio, esta vez con base musulmana. Lo que vivímos, en primera persona, es el asedio a la ciudad, los últimos días de una capital imperial acosada por las tropas del sultán Mohamed segundo, y en cuyo auxilio no acudió Occidente, salvo un puñado de héroes o mercenarios genoveses y venecianos. De nada le sirvió al débil emperador Constantino pactar la unión con la iglesia de Roma, ni sus trapicheos con Venecia, Génova o Cataluña. Nadie acudió en su auxilio y su imperio se desmoronó al mismo tiempo que las murallas de la orgullosa capital Oriental ante un avance imparable de cientos de miles de turcos y aliados.
Jean Angelos, que estuvo un tiempo al servicio del sultán, regresó a Constantinopla, donde tenía una cita con el Ángel sombrío, la muerte, desde los campos de batalla húngaros.Es un personaje extraño, del que todos desconfían, y cuyo secreto no se descubrirá hasta las últimas páginas. Antes viviremos con él la tragedia de los asediados ante un plan de asalto perfectamente organizado y para el que el sultán tenía todo tipo de recursos humanos y materiales. Es el fin de una época y como tal viene sellado por un sinfín de atrocidades y de hechos heroicos inútiles que solo servirán para convertirse en leyenda. Un estupendo medio, esta novela, para acercarse a un hecho histórico que marcará la vida de la región y de media Europa durante siglos. También para comprender el profundo desentendimiento entre las iglesias de Oriente y Roma, difícilmente comprensible a tenor de la amenaza que se cernía sobre el mundo en aquellos momentos. Recomendable.