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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

sábado, 26 de mayo de 2012

El libro de la sal

Monique Truong es una novelista norteamericana de origen vietnamita, y este dato no es menor. Porque EL LIBRO DE LA SAL tiene como coprotagonistas a dos norteamericanas, Gertrude Stein y su amante y compañera Alice B.Toklas, y a un narrador vietnamita que pretende emular al cocinero de esa nacionalidad de que las dos tuvieron en sus últimos cinco años de estancia en París. A través de la mirada especial del cocinero, Binh, tenemos una visión privilegiada del salón literario que ambas tenían en la rue Fleurus, por el que en aquellos años treinta pasaban literatos, fotógrafos, gente varia de la cultura y, por supuesto, vividores norteamericanos de paso por la capital francesa. Pero a través de la mirada de Bihn también nos acerca los pormenores de la vida diaria de Stein y Toklas, sus manías, sus costumbres su forma de moverse por un París que las acogió como solo sabe hacerlo esa ciudad.
La novela, con un estilo muy cercano e intimista, va más allá y cuenta loa vida de propio Bihn, desde su nacimiento y aprendizaje en su Saigón natal, entonces colonia francesa, sus comienzos como ayudante de cocina, que luego le servirán para moverse por el mundo, la aceptación de su sexualidad frente a un padre ultraconservador católico, su exilio voluntario en Francia y sus dudas sobre si continuar en Estados Unidos esos cinco años que compartió con las dos damas norteamericanas en París. Es una novela para disfrutar línea a línea, una interesante reflexión sobre el exilio mas o menos cómodo, una narración llena de sensualidad, y un conjunto de emociones muy bien construido. No es de extrañar que el libro recibiera todo tipo de galardones en Estados Unidos.

jueves, 17 de mayo de 2012

NI SIQUIERA LOS PERROS

Jon McGregor fue algo así como un niño prodigio de las letras británicas y se cuenta entre los más jóvenes nominados para el premio Booker. "Ni siquiera los perros" es su tercera novela y, al parecer, mantiene el estilo y las formas de sus dos entregas anteriores. Sitúa la acción en una ciudad del norte de Inglaterra y la centra en un grupo de yonquis cuyo trabajo principal es conseguir, tras ímprobos esfuerzos, un chute diario y después comer. La novela arranca con el descubrimiento de un cadaver, el de Robert, por la policía en el salón de una casa cuyo mantenimiento deja mucho que desear. A lo largo del texto asistiremos a su autopsia con un verismo que casi parece una transmisión televisiva. Con una voz de narrador un tanto extraña, no me acostumbré ni al final de la novela, vamos conociendo detalles de quién era el tal Robert, un padre de familia abandonado por mujer e hija, que se pasa el día borracho y vive de no se sabe qué. Su casa, sobre la que pesa una orden de desahucio afortunadamente olvidada, es refugio de un grupo de yonquis, cada uno un cuadro, entre los que figura su propia hija Laura. A trompicones vamos conociendo retazos de su desdichado día a día, su obsesión por darse el chute diario, su escaso y esquemático orden de prioridades, su profundo egoísmo y su rechazo a cualquier intento de rehabilitación. No nos cuenta McGregor territorios conocidos, sino vida cotidiana de marginalidad, profundiza en cosas de las que hemos oído hablar y, sobre todo, en el sentimiento de soledad, de enloquecida supervivencia, de desamor, en los que se mueven los miembros de ese grupo.No es un texto optimista ni mucho menos, no hay el más mínimo resquicio para la esperanza. Curioso, pero prescindible.