martes, 17 de julio de 2012

LA PULSIÓN DE MUERTE

Septiembre no es un buen mes para Estados Unidos. Cuando aún tenemos muy frescas el terrible atentado del 11-S, ahora algunos sabemos que en ese mismo lugar, en Wall Street, bastantes años antes, 1920, un 16 se ese mismo mes, una carreta llena de explosivos devastó la zona y dejó decenas, sino cientos de muertos. Lo he sabido, fue un hecho real, por la novela de Jed Rubenfeld, quien partiendo de hechos verídicos y personajes que existieron realmente, teje una complicada trama, en la que destacan tres personajes: el detective Jimmy Littlemore, un sabiondillo de mucha perspicacia que las pilla al vuelo y que es de esos que se meten donde nadie le llama, sin importarle además a quien toca en su investigación; el doctor Stratham Younger, un discípulo directo de Freud, renegado del psicoanálisis de su maestro y lleno de cicatrices en el alma tras pasar por las trincheras de la primera Guerra Mundial; y junto a ellos Colette, una aventajada alumna de madame Curie, que llevará los novedosos rayos X por los campos de batalla de Francia, que tiene un hermano al parecer autista, y al que tratará el propio Freud, y que lucha por conseguir para su maestra el material que necesita para seguir investigando. 
El argumento, y sobre todo los personajes, parecen bastante disparatados. Hay una intriga relacionada con un robo importante en el Tesoro norteamericano, aprovechando la confusión del atentado, hay maniobras de políticos y banqueros sin escrúpulos que a punto están de provocar una guerra con México, están Freud y Madame Curie, hay crímenes espantosos de guerra, víctimas, por exposición al radio, de empresarios sin escrúpulos.
A veces la novela peca de ingenuidad, la trama es a ratos muy poco creíble y la resolución de alguno de los nudos es naive. Pero es lo que hay, una novela que entretiene, que aporta algún conocimiento y que se puede hasta leer de un tirón. Entretenimiento si da, pero vamos...

lunes, 2 de julio de 2012

EL PARPADEO ETERNO

EL PARPADEO ETERNO es la primera novela  de Ken Kalfus, un norteamericano viajado, con una larga estancia en Rusia que le ha llevado a aventurarse en esta historia. Pues de Rusia de trata. De los tiempos en que el régimen zarista daba sus últimos estertores y de los primeros y azarosos años de la revolución bolchevique. La historia arranca en la estación ferroviaria de Astapovo, en 1910, en la que, víctima de sus estrambóticos giros vitales, acaba moribundo Tolstói, congregando en el entorno a todo tipo de personajes interesados por sus obras, sus ideas o por simple curiosidad. Entre ellos tres personajes que coincidirán más tarde en unas circunstancias decisivas para la URSS. Por un lado Gribshin, un joven camarógrafo al servició de Pathé Francia, que, casi en los arranque del cine, comprende el enorme poder e influencia que el medio va a tener sobre las masas, con la consiguiente tentación de usar la manipulación para fines primero noticiosos y luego políticos. En plan misterioso, escurridizo, casi de espía, aparece Stalin, que contraviniendo órdenes del partido se ha acercado a la zona, y posa sus ojos sobre el potencia del Gribshin que, a partir de ese momento, figurará en sus planes propagandísticos. Y luego está el exótico profesor Vorobev, un visionario que pretende aplicar la técnica de la disecación de animales a la conservación de los seres humanos más allá de la muerte. Su pasión dará frutos y será el responsable del embalsamamiento de Lenin. La novela ofrece un interesante retrato de la Rusia rural, anclada casi en el medievo, que se empieza a ver trastocada por los movimientos revolucionarios y las nuevas tecnologías. Y en la segunda parte Kalfus da otra vuelta de tuerca para ofrecernos más variantes del supuesto maquiavelismo extremo de Stalin en sus maniobras para hacerse con el poder. En definitiva una novela, que no texto histórico, interesante, con los personajes bien trabajados y trabados y que se lee de un tirón.