lunes, 16 de noviembre de 2009

ULISES FROM BAGDAD

"Me llamo Saad Saad, que en árabe significa "Esperanza, Esperanza" y en inglés "Triste Triste"....En la lotería del nacimiento hay números buenos y números malos. Cuando uno aterriza en América, en Europa o en Japón, basta con tomar tierra y ya está...Sin embargo, cuando uno ve la luz en Africa o en Oriente Medio...."
Así comienza ULISES FROM BAGDAD, una novela del francés Eric-Emmanuel Schmitt descaradamente destinada a denunciar el drama de los sin papeles, de los clandestinos, la huída desde un país imposible hacia un futuro que Tiene que ser mejor.
Recurre el autor a la Odisea para contar en forma paralela el largo viaje del nuevo Ulises desde su Bagdad natal hacia la fortaleza europea, con destino final en Londres. No nos ahorra los detalles de la tragedia que se ceba sobre su país y su familia, para justificar ese viaje a lo desconocido, lleno de peligros y en el que la muerte está en cada esquina, pero que se convierte en única alternativa de supervivencia personal y familiar.
La novela pretende ser eso, una denuncia de un drama que decenas de miles de personas viven cada día en todo el mundo. Sus tratos desiguales con las mafias que controlan la inmigración clandestina, la asunción de riesgos que se parecen a una ruleta rusa, y la pérdida de muchos de los que comparten tragedia en ese camino de desesperación.
Cuando uno acaba la novela, que es eso, una novela, tiene un regusto amargo y doble: por un lado, porque lo que cuenta se las trae, aunque las concesiones que hace al humor para descargar un poco el drama no me parecen muy acertadas; por otro, porque uno está seguro que esta historia es muy suave comparada con las reales, con las tragedias personales de los sin papeles, que, casi todos, optan por callar, rumiar su drama y seguir adelante. Está bien, aunque un poco ilusoria, su denuncia de las fronteras, y su discurso de hermandad universal que, en estos tiempos que corren, parece un tanto falta de contenido.
En cuanto a la trama, parece un poco excesivo tanto paralelismo con el Ulises de la Odisea, en distintos episodios demasiado parecidos. Me quedaría mejor con el nombre Nadie que el protagonista elige en una de sus entrevistas con funcionarios de inmigración.
En todo caso estamos ante una novela interesante, muy próxima, y que, al menos, sirve para acordarnos que detrás de ese africano, paquistaní, árabe, americano...que encontramos cada día hay una historia personal que esconde, en muchos casos, un drama que sin duda supera con mucho la ficción.

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