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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

martes, 12 de enero de 2010

NO HAY BESTIA TAN FEROZ

Hay algo en Carlos Boyero, crítico de cine del diario El País que me fascina. No sé si es su impertinencia crónica, o la sinceridad de unas críticas bien armadas, aunque casi nunca coincida con sus impresiones. Pero uno pica. Fue su recomendación en el suplemento literario Babelia la que me llevó a hacerme con NO HAY BESTIA TAN FEROZ, primera novela de Edward Bunker, escritor hecho a si mismo en largos períodos carcelarios, un chico malo que también hizo sus pinitos en el cine y que se ha convertido en una referencia de primera línea en la novela negra norteamericana. La verdad es que tengo bastante abandonada la novela negra, tras un período de consumo compulsivo, pero el que el extremista Boyero recomendara esta era garantía de que no iba a dejarme indiferente. Y así fue.
Bunker debe haber volcado muchas de sus vivencias en el retrato de Max Dembo, personaje central de la novela, que, en primera persona, irá contando su salida de prisión, en libertad condicional, su meditada decisión de iniciar una nueva vida alejada del crimen y las circunstancias que le vuelven a conducir a esa vida, convencido de que no tiene alternativa y decidido a vengarse de una sociedad y un sistema judicial que le dan la espalda. Aparentemente hay mucho de autobiográfico en esta novela, ya que Dembo, al igual que Bunker, es un lector voraz en prisión, y utilizará la escritura para verter su amargura y su crítica feroz a un sistema que no está pensado para la reinserción, sino que condena al reo a volver una y otra vez al crimen. La novela, y sobre todo la parte final, suena a venganza, aunque sea literaria, contra todo ese estado de cosas, aunque deja entre bambalinas la sensación de que además del problema social hay un problema personal del preso liberado, y es que en el fondo aspira a retornar a la cárcel, el lugar donde se siente más seguro frente a un mundo que cada vez entiende menos.
La novela está escrita con un lenguaje muy directo, muy visual, y, a veces muy crudo, y fue base de la película LIBERTAD CONDICIONAL, en la que Dustin Hoffman daba vida a Dembo. En todo caso estamos ante un texto imprescindible para todo amante de la novela negra y fuera, al menos para mí, de la lista de autores habituales en el género.

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