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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

martes, 20 de marzo de 2012

PULSO

Julian Barnes regala en Pulso una nueva colección de cuentos, que resulta ser todo un muestrario de su maestría escribiendo. Elegante, cercana, coloquial, su escritura hace disfrutar del placer de la lectura lenta, recrearnos en situaciones que resultan reconocibles y reflexionar sobre ese arquetipo humano, la pareja, sobre la que tanto se escribe y se escribirá. Son catorce cuentos, aunque cuatro de ellos tienen el mismo escenario, una reunión de amigos que, en la sobremesa, charlan sobre lo divino y lo humano, sin ponerse trascendentes, de forma muy coloquial y creíble.
Hay tres cuentos que se refieren a la importancia de los sentidos y las dificultades que provoca su carencia. Uno es el de la vista, donde Barnes nos cuenta los incomprendidos esfuerzos de un médico en Viena por curar la ceguera de una joven, probablemente causada por la presión familiar,con unas dotes para la música inigualables que podría perder si recupera la visión. Otro nos cuenta el quehacer de un pintor sordo que en Norteamérica se gana la vida pintando retratos de gente que se siente importante y que quiere parecerlo aún más en los cuadres. Y un tercero, Pulso, que da título a la colección de cuentos, es sobre el olfato que pierde, por razones inexplicables, el padre del que nos narra la situación y que no dudará en someterse a la acupuntura china y su teoría de los pulsos.
Casi todos los cuentos entran en las dificultades para la convivencia en pareja, que a veces se soslayan entregándose con pasión a la jardinería o a las caminatas, potenciando lo que tienen en común para evitar afrontar otras cuestiones. Y cómo, a veces, ese sobreentendido sirve para que la pareja permanezca unida. Otras veces es imposible y la incomprensión lleva a la soledad y a la incomunicación.
En todo caso una buena ocasión para acercarse a uno de los mejores narradores británicos. El disfrute está asegurado.

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