martes, 22 de noviembre de 2016

EL ORDEN NATURAL DE LAS COSAS

Hay lecturas y autores a los que uno tiene pendiente meterles el diente desde hace mucho tiempo y nunca parece un buen momento. Me ha pasado con Lobo Antunes, uno de los grandes nombres de la literatura portuguesa, del que muchos hemos y han oído hablar, pero pocos han leído. Me he puesto a ello, eligiendo un poco al azar "El orden natural de las cosas".No tenía ninguna referencia, pero el título era lo suficientemente atractivo para una primer acercamiento  a su obra. Me enteré así de que forma parte de una trilogía, que lo escribió ya hace bastante tiempo, y que contiene buenas dosis del estilo que marca sus obras más recientes. En todo caso lo que más me llamó la atención es el contraste entre el título de la novela y su forma de narrar, que por resumirla brevemente diría que es caótica.
Su lectura, al menos para mi, ha tenido una exigencia a la que tengo que confesar que no estoy acostumbrado. Todo es confusión, en la narración misma, en los personajes que nos la cuentan, en todas esas historias entremezcladas, a veces en una misma oración, en los paisajes que describe, muchos próximos al Tajo, en los ambientes sombríos, degradados, decadentes. La novela se divide en cinco grandes capítulos que parecen, sólo parecen, responder a cada uno de los cinco personajes principales: el escritor que, por razones poco claras, decide averiguar todo lo posible sobre un gris funcionario; el detective que recibe el encargo de realizar la investigación y que resulta ser un antiguo funcionario de los servicios policiales de la dictadura, la Pide; el funcionario, que se empareja con un adolescente sin que haya sexo entre ellos; Jorge, un militar detenido y torturado por conspirar contra la dictadura; y Julieta, su hermana, encerrada en un desván, casi toda su vida, por decisión paterna. 
Todo, insisto, en un ambiente decadente, pesimista, en los años de la dictadura portuguesa, en barrios de Lisboa un tanto miserables, mirando al Tajo que sirve de puente con las colonias portuguesas y su vinculación con ellas de algunos de los personajes.
Se hace difícil la lectura, muy difícil seguir el hilo, con una narración a veces coherente y otras de pura imaginación cuando no de locura. La escritura es de volverse locos,  entremezclando historias sin aviso...Y cada poco, frases y expresiones que son auténticas perlas literarias y creativas, que compensan el esfuerzo que hay que hacer para no abandonar la lectura. Mereció la pena, pero uno queda vacunado, para una temporada, de la tentación de acercarse a un autor tan intenso.

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