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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

sábado, 26 de noviembre de 2016

LA LEY DEL MENOR

Ponerse en el lugar del otro. Esa es una de las opciones que nos ofrece la literatura, y es lo que propone Ian McEwan en esta novela. Nos propone una visión, unas opciones concretas, y el desafío está en saber si nosotros, en el lugar de la protagonista, actuaríamos igual o tendríamos respuestas distintas. 
El desafío no es menor, y menos cuando el protagonista, la protagonista, cuya vida vamos a conocer, es nada menos que una prestigiosa juez del Tribunal Superior, conocida por sus sentencias bien documentadas y argumentaras, en las que intenta mantener el difícil equilibrio entre la rigidez de las leyes y una interpretación más cercana a las personas. Y es que se trata de una juez (jueza, aunque detesto esa denominación porque no entiendo que juez sea masculino, por mucho que se empeñen...)  de eso que se llama "de familia", especializada en temas de maltrato, protección a menores, etc. 
La protagonista se llama Fiona, una mujer ya madura , obsesionada con su trabajo, muchas veces de lo lleva a casa, y con una relación cada vez más fría con su marido, Jack, sin que haya razones aparentes. Esa aburrida calma familiar estallará en el momento en que Jack le propone, o mejor le pide permiso para mantener una aventura extraconyugal, porque entiende que se le acaba el tiempo de disfrutar del sexo. La reacción de Fiona es mucho más pasional de lo que acostumbra en su trabajo, y le echa directamente de casa.
 En ese clima crispado, le llega a las manos el caso de un joven, Adam, enfermo de leucemia, que se niega a seguir el tratamiento prescrito porque va contra su religión, es testigo de Jehová. El caso le llega porque los responsables médicos consideran ese tratamiento imprescindible para salvarle la vida y al ser el joven menor, temen que lo rechace influido por la religiosidad familiar. Fiona, contra lo que acostumbra, va al hospital a visitar a Adam y se encuentra con una joven extremadamente inteligente y sensible, con grandes cualidades como intérprete musical y una lucidez inusual para su edad. De alguna manera se involucra en la suerte del menor y comprendiendo sus razonamientos debe decidir de acuerdo a lo que establece la ley.
Y hasta aquí puedo contar. La propuesta que nos hace el escritor británico es interesantísima y nos coloca ante una disyuntiva, en la que lógicamente no vamos a ir más allá de tener una opinión, pero que nos da idea de las dificultades de aquellos que tienen que tomar decisiones que llegan a ser de vida o muerte.
El texto es muy brillante y la propuesta fascinante. Vamos, de no perdérsela.

martes, 22 de noviembre de 2016

EL ORDEN NATURAL DE LAS COSAS

Hay lecturas y autores a los que uno tiene pendiente meterles el diente desde hace mucho tiempo y nunca parece un buen momento. Me ha pasado con Lobo Antunes, uno de los grandes nombres de la literatura portuguesa, del que muchos hemos y han oído hablar, pero pocos han leído. Me he puesto a ello, eligiendo un poco al azar "El orden natural de las cosas".No tenía ninguna referencia, pero el título era lo suficientemente atractivo para una primer acercamiento  a su obra. Me enteré así de que forma parte de una trilogía, que lo escribió ya hace bastante tiempo, y que contiene buenas dosis del estilo que marca sus obras más recientes. En todo caso lo que más me llamó la atención es el contraste entre el título de la novela y su forma de narrar, que por resumirla brevemente diría que es caótica.
Su lectura, al menos para mi, ha tenido una exigencia a la que tengo que confesar que no estoy acostumbrado. Todo es confusión, en la narración misma, en los personajes que nos la cuentan, en todas esas historias entremezcladas, a veces en una misma oración, en los paisajes que describe, muchos próximos al Tajo, en los ambientes sombríos, degradados, decadentes. La novela se divide en cinco grandes capítulos que parecen, sólo parecen, responder a cada uno de los cinco personajes principales: el escritor que, por razones poco claras, decide averiguar todo lo posible sobre un gris funcionario; el detective que recibe el encargo de realizar la investigación y que resulta ser un antiguo funcionario de los servicios policiales de la dictadura, la Pide; el funcionario, que se empareja con un adolescente sin que haya sexo entre ellos; Jorge, un militar detenido y torturado por conspirar contra la dictadura; y Julieta, su hermana, encerrada en un desván, casi toda su vida, por decisión paterna. 
Todo, insisto, en un ambiente decadente, pesimista, en los años de la dictadura portuguesa, en barrios de Lisboa un tanto miserables, mirando al Tajo que sirve de puente con las colonias portuguesas y su vinculación con ellas de algunos de los personajes.
Se hace difícil la lectura, muy difícil seguir el hilo, con una narración a veces coherente y otras de pura imaginación cuando no de locura. La escritura es de volverse locos,  entremezclando historias sin aviso...Y cada poco, frases y expresiones que son auténticas perlas literarias y creativas, que compensan el esfuerzo que hay que hacer para no abandonar la lectura. Mereció la pena, pero uno queda vacunado, para una temporada, de la tentación de acercarse a un autor tan intenso.

martes, 1 de noviembre de 2016

PARIS-AUSTERLITZ

Nuevo acercamiento a la obra de Rafael Chirbes. La última antes de su muerte. Una novela corta sobre la que trabajó, al parecer, durante veinte años. Una novela diferente a su creación anterior. Dicen que tiene rastros autobiográficos. En todo caso es una historia, y por tanto con final, de amor. Nos la cuenta uno de los protagonistas, que tras conocer la muerte del que fue su amante, rememora  los días lejanos de una relación apasionada a veces, de supervivencia otras, plagada de cariño y de celos, de acercamientos y separaciones dolorosas, en un Paris siempre gris y plomizo, un Paris alejado de las postales, un Paris de barrio  bajo, de cafés-tabac, de estrecheces, de inmigrantes. La historia nos la cuenta alguien que un día llegó a París, en tren, ¿por la estación de Austerlitz?; llegaba desde una España gris y privada de libertades; con vocación de crecer como artista, como pintor. Sin recursos, y vagabundeando por antros y bares para saciar su descubrimiento reciente del morbo, da con Michel, un obrero de los de manos callosas, bastante mayor que él. Se enamoran y Michel le abre la puerta de su casa. Le mantiene. Le mima. Le busca constantemente. Pronto llega el alejamiento, a medida que el joven pintor necesita espacio y empieza a escapar de una relación que por momentos se vuelve asfixiante. A partir de ahí es la crónica de un desamor, de una relación que se desmorona, del sufrimiento y la autodestrucción de quien no lo acepta. De hecho la novela empieza en un hospital, con un Michel en las últimas y nuestro narrador contando el esfuerzo que le supuso ir a visitarle, rememorar lo que fue su relación, su miedo a volver a encontrarse con él, su desazón por su comportamiento. Chirbes se despidió del mundo con una desoladora pero fascinante historia de amor y desamor, la culminación de un escritor total que ha dejado un legado importantísimo y la incógnita de lo que nos hemos perdido sin él. Muy recomendable.