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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

jueves, 11 de septiembre de 2008

LA PESCA DE SALMÓN EN YEMEN


Paul Torday tira del mejor sentido del humor británico, del más hilarante para contarnos la desternillante historia de un proyecto descabellado, nada menos que introducir salmones en Yemen. Cualquiera que recuerde la situación geográfica de ese país, en la península Arábiga, se percata enseguida de la quimera. La historia le sirve a Torday para hacer un retrato, un tanto cruel, de los modos y formas de ciertas clases británicas. Muy mal parado, como siempre, el sector político, rayando el ridículo, al apuntarse de primeras a un proyecto que saben irrealizable, volverse atrás cuando pintas bastos, y recuperarlo al final cuando, contra todo pronóstico la cosa parece que va a tener éxito. Magistral el retrato del jeque Mohamed ben Zaidi, un rico yemení con finca en Escocia, gustos de sir de toda la vida y empeñado en lo imposible, todo porque no debe saber en que gasta el dinero, pero eso sí envolviéndolo en un aire místico que por momentos hace dudar de sus intenciones reales. Los peones, vapuleados por la vida son un científico, Alfred Jones, experto en piscicultura y amante de la pesca del salmón, su mujer Mary, trabajadora compulsiva en el alto mundo de las finanzas y Harriet, empleada de la empresa británica encargada de manejar las finanzas del jeque. Se nota que Torday conoce el territorio que describe, sobre todo de los Wadi yemenies, cañones abiertos en roca viva por las aguas torrenciales que una vez al año, en verano, alivian la extrema sequía de la zona. La novela tuvo su momento hace dos años, pero se mantiene como agradable lectura de verano. Recomendable.

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