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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

COSMÓPOLIS




Si en la anterior entrega me ocupaba de uno de lo grandes que tenía pendiente, hoy vuelvo a saldar otra deuda, en este caso con el escritor norteamericano Don Delillo.Me resulta incomprensible mi tardanza en acercarme a su obra y más cuando tiene tantas cosas en común con uno de mis escritores favoritos, Paul Auster. Precisamente a este le dedica su novela Don Delillo, quizá porque tiene como escenario el New York austeriano de nuestro tiempo. Es Cosmópolis una obra plenamente vigente, que desde la sátira desvelaba ya en el 2000 la que se nos venía encima, ese desplome del sistema financiero internacional, que en aquel año daba ya señales claras de alarma. Dicen los entendidos que Delillo ha tomado un poco lo mejor da cada casa para esta historia, que, como en el Ulises de Joyce , transcurre en sólo un día. Ven trazas también de Dos Passos, de Faulkner, de Wolfe, incluso de Mark Twain y de Kerouac.
Probablemente. Lo que nos cuenta es el agitado día de un tiburón de las finanzas, Eric Packer, que a sus ventiocho años cuenta con una fortuna de cientos de millones de dólares que ese día, precisamente ese día, se va a evaporar en un movimiento especulativo contra el yen,del tipo de los que le hicieron multimillonario, y que tiene toda la pinta de un suicidio, porque no hace ningún caso a las alarmas y la información al segundo de la que dispone. Ese suicidio financiero transcurre a lo largo de una jornada en la que intenta cruzar Manhattan a bordo de su desproporcionada limunisa, sólo para ir a cortarse el pelo a la otra punta de la ciudad, a la peluquería donde se lo cortaba cuando era pequeño. La ocurrencia no pasaría de un capricho más de multimillonario si no fuera porque ese día la ciudad vive uno de sus peores atascos por la visita del presidente norteamericano, una manifestación antiglobalización, el funeral de una gran estrella del rap y la lluvia. Y para añadir más salsa hay una amenaza creible contra su vida.
Asistimos así, en primera fila,a un viaje enloquecido que nos permite comprobar el nivel de descerebre del personaje, sus debilidades, sus avatares sexuales y la irrealidad del mundo en el que está instalado. Un retrato magnífico de los magnificados tiburones financieron que tanto relumbrón tuvieron y que hoy parecen cosa del pasado. Recomendable.

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