Datos personales

GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

martes, 24 de marzo de 2009

NI DE EVA NI DE ADÁN

Mi interés por el mundo japonés me ha llevado a esta novela de Amélie Nothomb, una prolífica autora belga, aunque nacida en la ciudad japonesa de Kobe y muy viajada por medio mundo. De belga, poco, si acaso las raíces y el idioma, aunque parece que también domina el japonés tanto como para considerarlo idioma materno. No tenía ni idea de quien era, así que lo primero que me sorprendió es la cantidad de obra premiada que tiene y el reconocimiento poco menos que universal de la misma, pese a su juventud. Así que me acerqué con enorme curiosidad a esta novela que, a priori, presentaba una visión distinta del mundo nipón: no era el de un autor japonés, ni tampoco el de un extranjero.
La peculiar personalidad de Amélie, sus vivencias tan diferentes, son una buena tarjeta de presentación y base infinita para sus historias, en las que, dicen los que la conocen más, aparecen constantemente referencias autobiográficas.
La novela nos cuenta una historia menor que transcurre en su mayor parte en Tokio. En principio nada fuera de lo normal: chico encuentra chica, se enrrollan y, como toda historia de amor, acaba. Los protagonistas son un joven japonés y una sosias de Amélie, belga como ella, que vuelve a Tokio y para ganarse unos yenes se ofrece como profesora de francés. El joven resulta ser hijorrico y de muchos posibles , lo que nos permitirá adentrarnos en los excesos de ese segmento de la población nipona, tan constreñida en un territorio tan escaso.
Más allá de la relación sentimental, a lo que asistimos es a una recreación de la vida cotidiana nipona vista desde dentro y en la actualidad, con usos y costumbres que pueden resultarnos muy chocantes y que, por momentos, se vuelven hilarantes. Las páginas de la cena que el joven ofrece a sus amigos para presentarles a la novia extranjera son muy divertidas.
Nos permite también acercarnos a la fascinación que sobre japoneses y extranjeros ejerce el espectacular monte Fuji, con todas las leyendas que le rodean. Es una novela divertida, fresca, que se lee de un tirón y que deja abierta la curiosidad por una autora que habrá que seguir de cerca.

No hay comentarios: