Su hijo, Héctor Abad Faciolince, recupera su memoria en este libro que es toda una declaración de amor filial y un repaso a una vida ejemplar, aunque quien lo diga sea precisamente parte interesada y mucho. No es ficción, es la vida de un hombre y su familia, a lo largo de décadas, contada a través de las cosas pequeñas, pero también de las grandes empresas acometidas por el médico. La narración nos permite asomarnos también a esa tragedia colombiana de décadas en la que la violencia iba ganando terreno año a año, cuando no de la mano de las guerrillas izquierdistas, de la mano de los paramilitares alentados desde sucesivos gobiernos o la oligarquía del país.
Es un relato conmovedor porque asistimos en primera línea a la tragedia cantada de una familia, una de las muchas que fueron tocadas por la violencia en ese país. Y lo hacemos desde una intimidad que queda reflejada en párrafos como este: "Yo quería a mi papá con un amor que nunca volví a sentir hasta que nacieron mis hijos. Cuando los tuve a ellos lo reconocí, porque es un amor igual en intensidad, aunque distinto, y en cierto sentido opuesto. Yo sentía que a mí nada me podía pasar si estaba con mi papá. Y siento que a mis hijos nos les puede pasar nada si están conmigo".
Además de intimidades y proximidades familiares Héctor Abad nos regala una manera de contar muy rica, salpicada de citas literarias y pasiones que compartió con su padre. En fin, un documento a tener en cuenta, de un gran coraje personal, que da testimonio de un tiempo en Colombia, y de gran interés literario.
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