
Madeleine conoce primero a Mitchell, un joven de familia bien que a medida que pasan los años universitarios irá empapándose cada vez más en la religión, con minúscula, porque se dedica a explorar varias de ellas e incluso se plantea asumirla como tarea centra de su futuro profesional. Su indecisión, y el desamor de Madeleine, le llevarán a emprender un viaje primero por Europa y luego por la India, atestada por aquellos años de jóvenes que querían encontrar un sentido a la vida cuando no disfrutar de unos meses de plena despreocupación en las playas de Goa. Descartado Mitchell, Madeleine se inclina por Leonard, un auténtico terremoto que la deslumbra. Pero detrás de tanta vitalidad hay un secreto con el que la joven se encontrará de golpe y es que el tal Leonard sufre un complejo y severo proceso maníaco-depresivo que le paraliza durante temporadas. ¿En esas condiciones va a atarse de por vida a Leonard?. Es el gran debate al que se enfrenta. Todo eso y mucho más es lo que ofrece esta novela con interesantes incursiones en literatura, filosofía o psiquiatría que ni apabullan, ni aburren. Excelente.
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