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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

lunes, 4 de agosto de 2014

EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS, de LEONARDO PADURA

Llegué a esta novela por recomendación escuchada en la última Feria del Libro de Madrid, y después de haber leído Herejes, de la que otro día haré la reseña. Tengo que reconocer que poco o nada sabía de Leonardo Padura, más allá de su nombre, su origen cubano y como autor de la serie de novelas policiacas que protagoniza el detective Mario Conde. Parece que esta poco tiene que ver con esa serie y sí con un trabajo de documentación  muy riguroso que se concreta en esta novela monumental.
Y es que el tema, ya tratado por otros, tiene su enjundia y hacerlo atractivo a estas alturas, más. La novela vio la luz en 2009 y parece que el boca a boca fue determinante para su promoción. Bendito sea.
El asunto central es el asesinato del revolucionario ruso-bolchevique  León Trotski. Y la novela se presenta en tres planos narrativos distintos. Uno centrado en la vida del mismo Trotski desde que es expulsado del país por Stalin y su vida difícil primero en Turquía y luego en Noruega y México. Convertido en un apestado internacionalmente, sigue su lucha política con Stalin con un puñado de adeptos, casi siempre recluido pero incansable en dejar documentado lo que entiende como deriva hacia la destrucción de la revolución la que protagoniza Stalin. Es un testigo incómodo, al que el líder soviético odia sin disimulo y que se pasa todo el exilio temiendo que la larga mano de este le alcance en cualquier momento.
Y el protagonista de ese momento será un español, Ramón Mercader, republicano, comunista, reclutado por los servicios de Stalin en plena guerra española para ser entrenado como uno de los posibles ejecutores de Trotski. El protagoniza ese segundo plano de la novela de Padura, y a través de él numerosos detalles de la actividad soviética en la España Republicana, las responsabilidades comunistas en la muerte de Andreu Nin, su entrenamiento cerca de Moscú para convertirse en un agente que pierde hasta su propio nombre y su papel protagonista en el asesinato de Trotski en México.
Y el tercer plano se centra en Iván, un escritor frustrado cubano que conocerá a un misterioso personaje que paseaba sus perros en una playa. Ese encuentro le meterá de lleno, casi involuntariamente, en el conocimiento de todos los tejemanejes que hubo en la planificación y ejecución del asesinato, mientras conocemos otros detalles de su vida cotidiana, llena de frustraciones y penurias.
Es un admirable trabajo el que desarrolla Padura en esta novela, con infinidad de detalles que pueden ser conjeturas pero que resultan perfectamente creíbles en torno a la conspiración que acabó con la vida de uno de los fundadores de la revolución soviética.

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