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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

TODO LO QUE ERA SÓLIDO

 Tengo este libro desde hace un par de añ os. Pendiente de leer, porque intuía que había que elegir el momento adecuado para hacerlo, hasta el punto de que ha empezado a amarillear, aunque esto es porque ha estado expuesto al sol una temporada. Pero bueno, había que arriesgarse de una vez, asumiendo que iba a ser una especie de mazazo, espiritual o como se le quiere llamar, del que no habría forma de escaparse. Tengo algunas cosas en común, entre ellas la edad, con Antonio Muñoz Molina, y entre ellas el haber vivido parte de los acontecimientos y deriva social en el mismo punto geográfico y con posiciones políticas cercanas. De ahí que me sienta muy muy identificado con muchas de las sensaciones que nos transmite, con la culpabilidad de la que no podemos huir, con el desencanto ante tanta oportunidad perdida, y con la desazón que produce el creer que pudimos pringarnos más, ser más activos para intentar cambiar las cosas y frenar la caída en el precipicio que no debió ser inevitable.
Es un libro a toro pasado, y por tanto sin soluciones para lo ya vivido. Pero está claro que nunca es tarde si uno quiere salir del pozo, y si somos muchos más fácil todavía. Pero falta ese elemento motivador que nos haga sacudirnos esa inercia de mirar para otro lado, que con los años parece haberse quedado en un ¡virgencita que me quede como estoy!.
TODO LO QUE ERA SÓLIDO es un aldabonazo en nuestra conciencia social, es un repaso a todos los errores, muchos, demasiados, cometidos desde la transición; es un espejo descaradamente  fiable de lo poco que hicimos en los tiempos en los que nos construimos nuestro propio cuento de la lechera, el castillo de naipes que todos temíamos irreal y que acabaría arrastrándonos a este fondo lleno de lodo.
Es fácil acusar a las instituciones, a los partidos, a los sindicatos...que tuvieron una tremenda responsabilidad en todo lo ocurrido. Pero eso no nos quita la responsabilidad por no haber hecho nada o casi nada para cambiar las cosas, para denunciar la corrupción ante la que sonreímos condescendientes o miramos para otro lado; no nos plantamos ante esa atmósfera de que todo era posible, sobre todo el enriquecimiento rápido, de que todo valía en el país de la Champions.... Nos hemos dado el tortazo y Antonio Muñoz Molina pone palabra tras palabra muchas de las cosas que sabíamos y no quisimos reconocer.
Es un libro imprescindible, rebelde, sincero...ante una situación que nos afecta a todos, y ante la que tenemos que reacciones. Lo fue en 2013 y lo sigue siendo ahora. Debería ser texto obligatorio en las escuelas, aunque eso sea impensable en un país como este. Pero aquí  seguimos, ¿habrá que empezar a dar guerra? o ¿nos conformaremos?.

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