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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

martes, 27 de octubre de 2015

LA MUERTE DEL PADRE

He dejado pasar un tiempo, tras muchos meses de ruido mediático, para acercarme a esta primera entrega de KARL OVE KNAUSGÄRD de ese ingente striptease que suponen los seis tomos de MI LUCHA. Pues de eso se trata, de un desnudo integral, que abarca todos y cada uno de los momentos vividos por este autor noruego, muy alejado de todo pudor y, lo advierte, que no se ajusta de todo a la realidad, en cuanto lo que cuenta se basa exclusivamente en recuerdos y sensaciones que vuelve a tener al escribir.
No es una obra cronológica y el autor apuesta por un arranque muy fuerte, centrado en la figura paterna que tanto le marcará la vida. Es  en cierto modo un ajuste de cuentas con el padre autoritario que, de pequeño, vivió como algo lejano, indescifrable, dominado por el alcohol, causa última de su muerte en condiciones miserables. Y es en este mismo libro cuando el autor parece pretender limpiar la imagen de ese padre de algún modo lejano y desconocido, limpiando el entorno en el que murió, con un empeño obsesivo, que supone también una terapia necesaria desde hace muchos años.
Karl OVE se desnuda ante el lector por necesidad, y lo hace contando muchísimos detalles nimios que, sin embargo, nos ayudan a entender mejor los temores, la soledad, la búsqueda desesperada de un atisbo de cariño de un niño que va creciendo muy solo, ya que su madre se ausente por largas temporadas, y que llegará a los trances de la adolescencia sin apoyo alguno, salvo el de unos abuelos que le acogen mientras va a la escuela.
El libro se vuelve por momentos incómodo, nos hace sentir no vergüenza ajena pero sí la sensación de que estamos mirando demasiado la intimidad de una persona que quizá no debería mostrarla con tanta crudeza. Es verdad que en muchas de las sensaciones que nos cuenta, nos sentimos identificados. Pero también es verdad que es una historia muy personal, que bien podría haber sido el diario de la consulta con su psicólogo si es que alguna vez acudió a ella.
Es una obra intensa, mucho, sin prejuicios, con un punto de exhibicionismo. Interesante, porque no es habitual que alguien nos deje entrar tan dentro de su vida. Pero, al mismo tiempo, es sólo eso: la vida de uno expuesta al gran público. Una vida normal, de las que seguramente hay muchas, con traumas domésticos que se repiten muy a menudo. Y un poco excesiva, no ya por el exhibicionismo de su vida, sino por el volumen de la obra, nada menos que seis libros, muy voluminosos, en los que desconozco si logra mantener el interés que despierta este primero. Yo, de momento, desisto de continuar, aunque reconozco el esfuerzo de este autor, que los escribió en apenas dos años, y con un ritmo, al menos el primero, que mantiene vivo el interés. En todo caso, debió de quedarse a gusto.

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