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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

miércoles, 26 de agosto de 2009

LA TREGUA

No soy lector de poesía y, por desgracia, sé que me pierdo muchas cosas. Entre ellas gran parte de la obra de Benedetti, recién desaparecido. Don Mario, al que conocía por algún poema suelto, o por su resistencia a la dictadura, su larga travesía del exilio, y su saber estar sin meter ruido, tiene afortunadamente una amplia obra en prosa de la que este "La tregua" es uno de los mejores regalos. La escribió cuando acababa de cumplir los cuarenta, allá por 1960 y cuando se acercaba a una edad en que, en su país, los funcionarios y otros empleados mas o menos públicos tienen la posibilidad de acceder a la jubilación. De eso trata esta novela, en forma de diario, de la cuenta atrás de un funcionario que se jubilará en el plazo de un año. Tiene tres hijos, está viudo, y esos últimos meses en el trabajo, que empieza a aborrecer y desea abandonar cuanto antes para dedicarse a algo tan maravilloso como "su ocio", van a traerle uno de esos subidones con los que ,de cuando en cuando, nos sorprende la vida y que nos los arrebata con la misma rapidez. El subidón se llama Avellaneda y se completa con una oferta para seguir trabajando, pasado el día en que tiene derecho al retiro. No es cuestión aquí de destripar la historia, pero si de recomendar su lectura, o relectura para muchos, sobre todo para aquellos que están a punto de afrontar su retiro profesional. La obra, que ha tenido una gran difusión internacional, contiene sin embargo una alusión terriblemente homofóbica, cuando el protagonista descubre que uno de sus hijos es marica. Conociendo la templanza de Benedetti resulta llamativo y extraño que ponga en boca de su personaje (supongo que lo daba la época) frases como estas "Mi hijo es un marica. Un marica. Uno como el repugnante Santini.... Hubiera preferido que me saliera ladrón, morfinómano, imbécil". En fin, que salvado el dichoso párrafo, que tanto habla además del profundo desencuentro entre padre e hijo, el resto está lleno de sentimiento, serenidad,y,me temo, un poco de resignación. Y es que el tiempo no pasa en balde.

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