viernes, 25 de septiembre de 2009

LECCIONES DE ABSTINENCIA

Ha terminado el verano y, por tanto, ese tiempo en que, sobre todo, lo que apetece es una lectura ligerita para la playa, la piscina, o el duermevela de la siesta... Y para eso es para lo que sirven novelas de este tipo. Me atrajo el título, porque hay que tener valor ponerle algo así a estas alturas (el original en inglés tampoco mejora mucho "The abstinence teacher") con los tiempos que corren, pero como de todo hay en... pues eso, a mi me tiró el gancho. Tom Perrotta es un autor norteamericano, que va ya sexta novela, alguna llevada al cine, que sabe sobre todo narrar lo que tiene alrededor. Eso no se le puede negar. Conoce bien la sociedad estadounidense, la de la clase media, instalada en pequeñas poblaciones, donde afloran mejor su peculiar forma de vida y sus contradicciones. En esta obra disecciona el ambiente de una de esas localidades tomando como protagonistas a dos personajes contrapuestos que, mire usted, al final se atraen. El final es increíble, por descaradamente previsible, y por salvar algún mueble hay que quedarse con la "denuncia" que hace del descarado y creciente poder de los grupos religiosos ultras que tanto proliferan por aquellas
tierras.

Una de las protagonistas en Ruth, profesora de educación sexual en un colegio, y objeto de las iras de una iglesia, la del Tabernaculo de la Verdad Evangélica. Aunque la mujer arrastra sus penas de divorciada solitaria, intenta mantener su ética profesional y se resiste, con momentos de flaqueza, al cambio forzado de orientación de su asignatura, que en vez de informar y educar sobre sexualidad, transforman en un programa para fomentar la abstinencia entre los adolescentes.

Ruth es la bandera de la América liberal y permisiva. Enfrente Tom, un tipo de pasado borrascoso, con drogas y alcohol, que le convierten en carne fácil para la iglesia del Tabernáculo. Será el ariete, como entrenador de un equipo femenino local, del que se servirá la dichosa iglesia para acometer la evangelización porque sí de los vecinos.

En fin, me he extendido más de lo necesario sobre esta historia, contada con frescura, que retrata bien esa moda fundamentalista que afecta a tantas religiones. Es en todo caso un asunto muy norteamericano, que nos milla un poco a desmano, de ahí que el interés sea más bien escaso. Yo lo pillé con la piscina ya cerrada, así que no me aportó practicamente nada, porque el tema está ya más que retratado en las miles de películas que nos llegan desde el otro lado del Atlántico.

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