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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

MONDO Y OTRAS HISTORIAS

Tenía una deuda pendiente con JMG Le Clézio, premio Nobel de Literatura hace dos años. Hasta en dos ocasiones intenté leer otras tantas novelas y, quizá, porque no era el momento o porque realmente no me decían nada, acabé por abandonarlas a las pocas páginas. Así que ha llegado a mis manos MONDO Y OTRAS HISTORIAS y ha tenido que revisar todo lo que pensaba del amigo francés. El libro contiene hasta ocho relatos, algunos casi novelas cortas, que tienen en común a los niños como protagonistas. Son todos niños raros, algunos muy raros, y el mundo en el que se desenvuelven no nos es fácilmente reconocible, no tenemos datos suficientes sobre su ubicación real y sus paisajes y formas sociales a veces parecen anclados en el medievo y otras en escenarios post-cataclismo. Pero son todos estos relatos de una belleza increible. Me encantan especialemente dos: Mondo, un niño feliz en una ciudad donde intenta hacer amigos entre toda la gente con la que se va cruzando, y “Los pastores” una inquietante historia en un ambiente apocalíptico que deja abiertas demasiadas incógnitas. Hay otra historia fascinante, la de Daniel, en “El que nunca había visto el mar, que deja a escondidas la especie de internado en la que reside para, emulando a Simbad, largarse a recorrer mundo para localizar el mar, su gran obsesión. O esa otra, la de Jon, “La montaña del dios viviente” que se deja seducir por el misterio que envuelve a una poderosa montaña que domina la ciudad. Los personajes son un portento de inocencia y curiosidad, en mundos que por momentos resultan amenazantes, pero en lo que todo parece transcurrir con total serenidad y de forma natural. En fín, para no perdérselo.

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