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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

viernes, 9 de diciembre de 2022

LA PLAYA INFINITA, de Antonio Iturbe


 Esta novela es una clara crónica sentimental de un barrio, la Barceloneta, en la que son más que advinables las referencias autobiográficas del autor, que llegó al mismo en los setenta, desde su Zaragoza natal, y donde vivió sus años cruciales de niñez y formación aunque el protagonista de la obra optó por irse fuera de España a buscarse la vida.

Y es precisamente la nostalgia que genera esa ausencia la que trae al protagonista a regresar a un barrio del que conserva unos recuerdos y unas imágenes que estallarán en mil pedazos por el paso del tempo. Apenas en unas horas, el  Iturbe personaje descubre que de aquel barrio, que durante tanto tiempo vivió en su memoria, apenas queda nada. Sí, las calles son las mismas, pero la mayoría de los negocios han desaparecido, al igual que mucha de la gente de entonces, sustituidos por turistas que incesantemente pasan por sus pisos turísticos, y por negocios que atienden los gustos imprescindibles de esos habitantes temporales.

Iturbe apenas reconoce nada y se sirve de un tal González, en realidad el personaje en que él mismo se hubiera convertido de haber permanecido en el barrio, para contrastar esa marea de cambios que ha transformado aquellas calles tantas veces pateadas en un escenario prácticamente irreconocible.

La nueva Barceloneta, transformada en un epicentro del desfile continuo de turistas, con todo lo que eso conlleva, ha tenido que adaptarse a la transformación general que tuvo Barcelona desde las Olimpiadas. Se ha quedado en un recuerdo apenas reconocible de una zona que cambió radicalmente la fachada marítima de la ciudad a cambio de demoler casas, chiringuitos, locales y balnearios que durante muchas décadas habían sido parte del rostro barcelonés.

No solo el exterior se transformó, también desaparecieron personajes de la infancia que le marcaron y todo ello llevará a confirmarle que el extraño en el barrio es él y que ya no le queda otra que volver a marcharse.

Como decía, la novela está llega de referencias claramente autobiográficas, pero le sirve al autor también para denunciar los excesos del turismo de masas, la gentrificación de los barrios del centro, la especulación, la desaparición de los negcios de toda la vida, y, en resumidas cuentas, la pérdida de identidad de las ciudades, por un modelo comercial y de desarrollo que promociona una globalización excesivamente uniformadora.

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