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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

lunes, 26 de enero de 2009

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina


Después de leer "Los hombres que no amaban a las mujeres" me quedé con la necesidad de meterle mano a la siguiente entrega de Millenium, la trilogía de Stieg Larsson y finalmente he podido hacerlo. Lo cierto es que no me ha decepcionado, en absoluto. Pisaba terreno conocido, los personajes claves eran los mismos y sólo tenía un ligero mosqueo por si estuviéramos ante más de lo mismo. Pero no. Desde el comienzo la novela se vuelve más y más frenética, hasta el punto de que no ves el momento de seguir leyendo y sacas huecos a lo largo de todo el día. En esta entrega, la peculiar Lisbeth Salander adquiere papel de protagonista total y el personaje de Mikael o "kalle Blomkvist de los Cojones", como le llama Lisbeth tarda hasta la mitad de la novela en retomar protagonismo. Es más que una novela negra, porque deja al descubierto, denuncia propiamente periodística, el mundo de la prostitución forzada, de la trata de blancas y la corrupción que en torno a esto salpica a todos los estamentos bienpensantes de la sociedad. El periodista sueco conoce el terreno y denuncia a fondo, salpicando incluso a los servicios secretos y sus oscuros intereses. La narración es brillante, muy visual y va a lo que va, atrapar al lector y hacerle indispensable leer hasta la última línea.
Es una gozada que deja el camino muy allanado para la tercera entrega que creo que en España no llegará hasta Mayo. En esta, como en la anterior, es especialmente fascinante todo ese mundo del pirateo informático que nos deja muy claro que no hay sistema seguro y que cualquier cosa que se teclee en un ordenador es susceptible de ser vista por alguien. En fin, el impuesto de la modernidad. La novela, absolutamente recomendable.

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