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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

martes, 6 de enero de 2009

La emperatriz de la seda


Para enfrentarme a esas entrañables fechas navideñas que felizmente acaban de terminar, no tuve otra ocurrencia que sumergirme en "La emperatriz de la seda", una trilogía que he podido leer en un solo tomo, firma por José Frèches, un conservador de museo francés, al parecer entusiasmado con todo lo que suene a chino. Es una obra imponente, más de mil cien páginas, desmesurada también en cuanto al número de personajes y no sé hasta que punto bien documentada.Es digerible si uno se la toma como una novela de aventuras, razonablemente bien estructurada, aunque al final, y espués de tan largo recorrido, parece queel hombre la cierra a toda prisa y encajando de cualquier manera las piezas.
El argumento se centra en un amplio radio de acción, el marcado por la ruta de la seda, entre Palmira y Bagdad y el centro de China. Tiene distintos planos, que poco a poco van convergiendo en uno y gira sobre todo en torno a las distintas iglesias del Budismo, y sus máximos representantes, dos parejas mixtas de amor fou, dos iglesias cristianas sin demasiados escrúpulos con tal de establecerse en el interior de China, y una emperatriz que desde sus orígenes como concubina maniobrará y usará a fondo todo tipo de artimañas para acbar convirtiéndose en "emperador" de China.
La acción transcurre en el siglo VII, durante la dinastía de los Tang, cuando la seda era la gran fuente de financiación del imperio y de todo el que quería conseguir pasta en esa época. Tengo que reconocer que es un libro que me desconcierta, y por varias razones: por un lado abunda, a veces con excesiva reiteración, en las distintas corrientes del Budismo, ofreciendo en ocasiones un exhaustivo detalle de divinidades, camionos hacia el Nirvana o para favorecer la reencarnación, y diferencia entre el pequeño vehículo (el budismo indio) el gran vehículo (el budismo chino) y el budismo tibetano, además de profundizar en el tantrismo; son de anotar también las anotaciones sobre otras religiones en la zona, para mí desconocidas, como los nestorianos o los maniqueistas. Son apasionantes también algunas páginas en las que describe el esplendor, el ceremonial y los métodos del imperio chino.Tanta erudicción, sin embargo, queda empañada con auténticas ñoñerías y cursiladas de amores eternos y concesiones al erotismo punteadas de expresiones que suenan hasta ridículas. Además la traducción al castellano que he manejado está llena de errores gramaticales que seguramente no corresponden al natural, con párrafos que parecen hechos por un traducor automático y palabros que no se sabe muy bien a que lengua pertenecen.
Si algo me ha dejado totalmente encantado son los nombres de los personajes: Luna de Jade, Cinco Prohibiciones, Pureza del Vacio, Bruma de Polvo....Aquí sí que ha estado ingenioso el autor..
No tengo muchas lecturas sobre Oriente, pero estoy seguro que debe haber por ahí novelas de bastante más calidad. Pero ha cumplido su cometido, que era aislarme de tanto villancico.

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