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GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS
Un lector por libre. Leo lo que me apetece en cada momento, lo que encuentro, por ejemplo rebuscando en la biblioteca pública, o cualquier título que me llame la atención en una librería. No soy metódico, me dejo influir, qué remedio, por lo que va saliendo, pero guardo un mínimo espíritu anárquico para que no todo sea al dictado. Este blog no pretende ser guía para nadie, ni una recopilación de críticas. Sólo reseñas de lo que cae en mis manos.

jueves, 3 de febrero de 2011

LOS INFINITOS

Novela del irlandés John Banville, conocido sobre todo por "El eclipse" y "El mar", conserva el estilo habitual del autor y sus peculiares ensoñaciones. En este caso la acción, más bien lenta, transcurre a lo largo de un día de verano en una casa de campo en algún lugar de Irlanda. En la cama, en estado de coma y moribundo, yace Adam, que vive en la residencia Arden con su mujer Úrsula, que se pasa el día en un duermevela por sus excesos alcohólicos, con su hija Petra, extremadamente sensible y huidiza pero con metas propias, la sirvienta Ivy, descendiente de la familia bien propietaria de la casa, y Duffy, el campesino que se ocupa de cuidar las tierras. El día de autos acuden además el hijo, Adam y su esposa Helen y dos personajes mas:el extraño y ambiguo novio de Petra y Benny, un personaje mitad dios mitad humano que tuvo una gran ascendencia sobre el viejo Adam.
Más allá de la anunciada muerte del cabeza de familia, nada parece perturbar la calma y el aburrimiento de la jornada en ese lugar apartado, lo que permite al autor darnos pinceladas de las peculiares personalidades de los distintos personajes. Y utiliza para ello una curiosa estructura narrativa, en la que la voz cantante la llevan el viejo comatoso o Hermes, sí uno de los dioses del Olímpo que se dedica a fisgonear lo que hacen los humanos y de paso contener como puede los apetitos sexuales de su padre, Zéus, cada vez más atrevido en sus incursiones entre los humanos. Con la inclusión de esos dioses de la mitología griega, el autor tiene la excusa perfecta para reflexionar sobre asuntos de tanta enjundia como la inmortalidad o, más de andar por casa, la forma acomodaticia en la que algunos viven.
Más allá de la forma elegida para narrar esta historia, la novela aburre, con tanto detallismo, casi puntillismo, en la descripción de la casa o los alrededores. Es innegable la arrolladora capacidad de Banville para describir cualquier nimiedad con un vocabulario rico y expresivo, pero falta acción y la historia en sí no tiene mayor interés. En fin, solo para aficionados a deleitarse con un texto muy bien escrito.

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