LA NIETA DEL SEÑOR LINH, de Philippe Claudel
Es más que un relato, se queda en novela corta y se lee de un tirón. Porque, una vez empezada, no hay forma de dejarla.Es una de esas historias que remueven, que hablan de un desastre, de una tragedia, pero en las que flota la esperanza de que todo no es tan malo como parece. Philippe Claudel cuenta con emoción apenas contenida el amor de un abuelo por su nieta, el despliegue de sus disminuidas fuerzas hasta la extenuación para protegerla. Huyen de una guerra que les ha privado del resto de la familia, de sus vecinos, de sus casas, de su pueblo, de su país...Se convierten, sin quererlo, en refugiados en una tierra lejana y muy extraña. Nada es como en su pueblo, nada es reconocible y la lengua también es distinta. Pero hay que sobrevivir y la máxima prioridad en momentos tan adversos es la nieta, que se pasa la mayor parte del tiempo dormitando en brazos de su abuelo. Es emocionante la incansable búsqueda por una ciudad desconocida que el abuelo Linh , con su nieta en brazos, emprende para buscar al único amigo que ha hecho desde que ha llegado: un hombre gordo, habitante de la ciudad, que recientemente ha perdido a su esposa, y con el que ha logrado comunicarse de una manera especial ya que no hablan el mismo idioma. Una búsqueda incansable del amigo, al que ha perdido porque los servicios sociales les trasladaron a otro lugar de esa gran ciudad que desconoce.
Emocionante, tierna, esperanzadora. Un maravilla de novela, cortísima, de un Philippe Claudel en estado de gracia, después de su maravillosa "Almas grises" y antes del impactante "El informe Brodeck". Genial el francés.
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